Radio Voces y Letras

 

 


martes, 8 de mayo de 2012

Desnudo


Desnudo de otoños,
las hojas marchitas caen por los ojos
de la melancolía,
como payaso triste
que va a actuar por su vida
el espectáculo gris
de una platea
carente de risas.

Desnudo de heridas,
la piel del asombro,
frente a la ausencia
y la soledad
que huye y maldita
su suerte
la traen de regreso
a su propia sangre.

Desnudas ventanas
sin marcos, sin cristales,
austeros los vientos
que mueven las ramas,
secas, cansadas…
Y el reloj avanza,
golpeando cabezas
sus aspas guerreras…

Ignacio Araya Dinamarca
14 de Abril de 2012

Tiempo...


Y eres el tiempo:

Sin vicios y sin espacios 
abrigo de los silencios,
sangre de los universos …

Avanzas, corres, caminas,
llevándote en tus vagones
las penas de los espejos…

La era de las soledades
son cortes de tus navajas:
te llevas piel y nostalgias…

Estelas de bemoles pobres,
campanas que hieren la carne
porfía de tus recorridos…

Que larga es tu línea infinita
cuando te aferras al alma
de todos los desamparados…

Me abrazo a tu eco y sarcasmo,
peleándote el sino perdido,
sin evitar el recuerdo…

Sufre, vendaval de arena
llora, ruin sepulturero,
que las almas se alzan
contra tu misterio
y la lucha sigue ante tu ministerio,

Y yo…
te pelearé la astucia
y la sonrisa falsa,
hasta tu último latido seco,
que continuará sin frenos
marcando tu paso
en los espejos de tantas otras almas…

Ignacio Araya Dinamarca
06 de Enero de 2012

Y en el andén...


Y en el andén de lo agreste 
mi soledad vocifera,
maldice su fría suerte
vomita silencios rejas.
Espera a un tren mutilado,
que acalla y muerde sus gritos
y en el vagón de la muerte
reposa sus yertos años.

Descalza y con mil tormentos
en la quebrada agoniza,
mientras la vida festeja 
en el vagón del mañana,
alza sus manos de acero
ebria por la victoria,
sopla su viento norte,
de porvenires, la huella…

Ignacio Araya Dinamarca
19 de Septiembre de 2011

Ruinas




Van asomando ciudades
 perdidas en el ocaso,
donde la tierra no alcanza
la furia de los silencios
y entre las ruinas malditas
la levedad de lo oscuro,
no hay un pilar que sostenga
la soledad del paisaje
y entre la arena, la vida
va consumiendo nostalgias…
 
Cimientos envejecidos,
la libertad que sonríe
lo inútil de la tristeza
pudre aún más lo valiente…
Ruinas que se descubren
sobre las alas del canto,
lluvia de polvo y espanto
sobre las grietas azules,
ruinas, tan sólo ruinas,
es lo que queda del llanto…
 
Ignacio Araya Dinamarca
21 de Octubre de 2011

Si tu corazón, algún día...



Si tu corazón llegase
algún día a olvidarme
llorará el alma de nuestras almas,
morirá el firmamento de las cosas
y la flor, perderá el aroma
que hiciera de nuestras pieles
el perfume de las horas.
Y la casa que construimos 
en el bosque de nuestras voces,
quemará la madera de sueños,
en que se elevó el deseo…

Si tu corazón llegase
algún día a olvidarme,
se suicidarán las calles
en que nuestros pasos
hicieron firme estandarte.
Y nuestros besos fuego
aguardarán las mañanas
en que nuevamente crezcan
las raíces desde la tierra
en que el fruto de nuestro idilio
renazca, con los recuerdos…

Ignacio Araya Dinamarca
20 de septiembre de 2011

De calles...Y tu mano



Se alzan las caminatas
por las viejas calles:
tu mano en mi mano,
tu cuerpo conmigo,
besos inmortales
dibujando esquinas
que un rayo rojizo
comprendió al instante
y perpetuó su brillo…

Fondo en el misterio
de una fiesta de aguas,
consumando uniones
de labios celestes,
un tiempo candente
de sonrisas cómplices
de lunas bailantes,
de palomas briosas…

Ah, paloma silente
que estrechó mi mano…
Ah, luna danzadora
que aunó las voces…

Canciones romances
en el cuarto oscuro,
danzaron papeles
soñó una ventana,
viento de arrebatos
dominó el ambiente
cuando tembló el lecho,
frente a la locura
de nuestros deseos…

Ah, deseo candente
razón del destino…
Ah, locura de amor
que abraza los sueños…

Ah, por toda la vida
tu nombre en mi pecho…

Ignacio Araya Dinamarca
28 de mayo de 2011

Sin las excusas del tiempo...



Sin las excusas del tiempo
ni lo que extingue el silencio,
sin el sonido del hielo
que hiere ojos banderas,
vengo hasta ti, mi gaviota,
a desnudar la sonrisa
guarecida en la tristeza,
a reunirme en el vuelo
de esta bandada de luces,
evocación de los cielos
que acurrucó los momentos.
Vengo hacia ti, mujer oro,
alzando altivo mis manos,
con un anillo tallado
en madera de amor y canto,
con voces que a veces callan,
con soledad y destino,
a cuestas pena que duele,
efigie de tez de llanto.
Allí tan lejos…Tan cerca,
así sea alba u ocaso,
así haya grises o azules
retorno a ti, vida mia.
La misma fe en esos sueños,
la misma sed de las flores
que inundan la primavera,
para abrigarte en caricias,
como aquel sol a su tarde,
como una lumbre a su espacio…


Ignacio Araya Dinamarca
14 de Junio de 2011