Para el Dia de la Madre...
Génesis de vida santa,
doncella que enfrentaste con dolores en la piel
nueve meses de esperanzas,
sueños estelares de mañanas florecidas,
en que la vida implora por aquellas ilusiones
y se hizo carne de tu carne,
en el momento mas sublime
que otorga el universo.
Infancia cimentada entre caricias y pobrezas,
paciencia en la rebeldía adolescente,
que ocasiono lágrimas de fuego a tu corazón de soberana,
sabiduría de los años, materno instinto,
estrella guiando siempre el paso errante
hacia esos miles de caminos enseñados por la vida.
Amor,
alianza eterna e indestructible.
Amor,
el único verdadero e indiscutible.
Y hoy, cuando los años muestran en tu cuerpo
la destructora huella de tantas batallas olvidadas
donde muchas como tu viven enterradas
bajo el rotulo de ancianas, inservibles, apagadas,
castigo brutal a la esencia de la vida ,
levanto el grito enérgico desde el fondo de mi pecho:
¡Nunca, madre mía, colocare en tus manos
las cadenas del mísero abandono¡
Y aunque la luz se extinga de tu alma,
seguirá, por siempre y para siempre,
titilando aquí en mi cielo.
bajo el rotulo de ancianas, inservibles, apagadas,
castigo brutal a la esencia de la vida ,
levanto el grito enérgico desde el fondo de mi pecho:
¡Nunca, madre mía, colocare en tus manos
las cadenas del mísero abandono¡
Y aunque la luz se extinga de tu alma,
seguirá, por siempre y para siempre,
titilando aquí en mi cielo.
© 2008 Ignacio Araya Dinamarca
Mayo
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